Llegar a Avovite es toda una aventura y deja de ser solo una visita a un cultivo de aguacate hass para convertirse en un espacio de conexión con la tierra, en donde hay un rostro nuevo cada día que es guía en la montaña.
Esta vez tuvimos la oportunidad de cruzarnos con Johana; una mujer alegre, fuerte y decidida, que conoce cada una de las características de los aproximadamente 2.000 árboles que habitan los terrenos de la finca. Joha toma nota detallada de la condición de las plantas de aguacate hass que hoy están enraizadas en esta tierra, analiza el estado en el que se encuentran la floración y los frutos, si es necesario colocar sombrillas para evitar que las hormigas se coman las hojas y lo más importante, lleva el inventario de cada palo y lo acompaña en su proceso de crecimiento; podríamos decir que es una especie de madre para ellos.
Entre anécdotas y risas recorrimos la montaña y nos dimos cuenta que el aire aguacatero que se respira en Avovite es diferente a otros cultivos, pues en este lugar hay amor por cada uno de los palos que se siembran, por los capullos que florecen y por los frutos que germinan.
Por todo esto nos enorgullece decir que Avovite es una experiencia que permite a propios y a visitantes reconectarse con la tierra, con su origen.